EL PLACER DEL BAÑO DE VAPOR
El abrazo de una cálida nube que relaja y purifica la piel, mientras que el aroma de las esencias suaviza y libera la respiración, alivia y calienta el corazón. Las costumbres actualizadas de la sabiduría antigua han sobrevivido a los siglos para aportar bienestar a través del agua y el calor.
HAMMAM: ORÍGENES Y TRADICIÓN
En la antigua Roma, los baños públicos ya eran una importante institución social e higiénica. En los países islámicos, la práctica del baño público sufrió nuevas influencias culturales y religiosas en el siglo XVII. Los musulmanes introdujeron el uso del calor húmedo y la importancia de la higiene ritual en un contexto religioso.
En Turquía, el baño de vapor alcanzó su máxima popularidad y sofisticación, por lo que también se conoce como baño turco o hammam. Los hammam eran bellas construcciones con salas a diferentes temperaturas en las que se lavaba el cuerpo con jabón, jabón negro, y se utilizaba el calor y el vapor para rituales de purificación.
Lo que ofrecemos hoy es, por tanto, una de las prácticas utilizadas en la época. Los baños de vapor modernos son ambientes saturados de vapor, con una temperatura de 40-50 grados y una humedad del 100%.
El calor es menos intenso que en una sauna, lo que permite sesiones más largas, de 20 a 25 minutos. La infusión de esencias balsámicas en el vapor completa la experiencia sensual del bienestar.